viernes, octubre 16, 2009

Sífilis



La sífilis es una enfermedad de transmisión sexual causada por la bacteria Treponema pallidum.
Esta bacteria penetra en el organismo a través de las membranas mucosas, como las de la vagina o la boca, o bien a través de la piel. Horas después, llega cerca de los ganglios linfáticos y luego se propaga por todo el organismo a través de la sangre. La sífilis también puede infectar a un feto durante el embarazo, causando defectos congénitos u otros problemas.
El número de afectados con sífilis alcanzó su punto máximo durante la Segunda Guerra Mundial, para luego caer de modo espectacular hasta la década de 1960 , cuando los índices comenzaron a subir nuevamente. Durante este período, un gran número de casos de sífilis se produjeron entre varones homosexuales. Tales cifras permanecieron relativamente estables hasta mediados de la década de 1980, porque debido a la epidemia de SIDA y la práctica de sexo seguro, la incidencia entre éstos decreció. En consecuencia, el número general de personas con sífilis también disminuyó. Sin embargo, esta reducción fue seguida por un rápido incremento de los casos entre los consumidores de cocaína, principalmente entre las mujeres o sus hijos recién nacidos. Recientemente, los programas de control han vuelto a reducir la incidencia en algunos países desarrollados.
Una persona que ha sido curada de sífilis no se vuelve inmune y puede volver a infectarse.
Síntomas
Los síntomas suelen comenzar de 1 a 13 semanas después del contagio; el promedio es de 3 a 4 semanas. La infección con Treponema pallidum pasa por varios estadios: el primario, el secundario, el latente y el terciario. La infección puede durar muchos años y raramente provoca lesiones cardíacas, cerebrales o la muerte.
Estadio primario
En el estadio primario, aparece una llaga o úlcera indolora (chancro) en el sitio de infección, generalmente sobre el pene, la vulva o la vagina. El chancro también puede aparecer en el ano, el recto, los labios, la lengua, la garganta, el cérvix, los dedos o, rara vez, en otras partes del cuerpo. Por lo general, se presenta una sola llaga, pero en ocasiones pueden ser varias.
El chancro comienza como una pequeña zona roja abultada que pronto se convierte en una llaga abierta (úlcera), pero sigue siendo indolora. La llaga no sangra, pero al rozarla desprende un líquido claro altamente infeccioso. Los ganglios linfáticos cercanos suelen aumentar de tamaño, pero son indoloros. Como la lesión produce tan pocos síntomas, suele ser ignorada. Alrededor de la mitad de las mujeres infectadas y un tercio de los hombres infectados no sabe que la tienen. Ésta suele curarse en 3 a 12 semanas, después de lo cual el afectado parece encontrarse perfectamente bien.
Estadio secundario
El estadio secundario suele iniciarse con una erupción cutánea, que suele aparecer de 6 a 12 semanas después de la infección. Alrededor del 25 por ciento de los infectados aún tiene una llaga que se está curando durante esta etapa. Esta erupción puede durar poco tiempo o bien prolongarse durante meses. Aunque la persona no reciba tratamiento, suele desaparecer. Sin embargo, puede aparecer de nuevo semanas o meses más tarde.
En el estadio secundario, son frecuentes las úlceras en la boca que afectan a más del 80 por ciento de los enfermos. Alrededor del 50 por ciento presenta ganglios linfáticos inflamados en todo el cuerpo y aproximadamente un 10 por ciento tiene inflamación en los ojos. Esta inflamación no suele producir síntomas, aunque, ocasionalmente, el nervio óptico se inflama y entonces la visión se vuelve borrosa. Aproximadamente el 10 por ciento presenta inflamación de huesos y articulaciones que produce mucho dolor. La inflamación renal puede hacer que se encuentren proteínas en la orina y la del hígado puede provocar ictericia. Un reducido número de personas desarrolla una inflamación de la membrana que recubre del cerebro (meningitis sifilítica aguda), que se traduce en dolor de cabeza, rigidez en el cuello y en ocasiones sordera.
Ocasionalmente, aparecen formaciones algo abultadas (condilomas planos) en las que la piel se une a una membrana mucosa, por ejemplo, en los bordes internos de los labios y de la vulva y en las zonas húmedas de la piel. Estas lesiones extremadamente infecciosas pueden aplanarse y adoptar un color rosa oscuro o gris. El pelo suele caerse a mechones, lo cual le da una apariencia apolillada. Otros síntomas incluyen sensación de malestar (indisposición), pérdida del apetito, náuseas, vómitos, fatiga, fiebre y anemia.
Estadio latente
Una vez que la persona se ha recuperado del estadio secundario, la enfermedad entra en un estadio latente en el que no se producen síntomas. Esta etapa puede durar años o décadas o durante el resto de la vida. Durante la primera parte del estadio latente, a veces recurren las llagas infecciosas.
Estadio terciario
Durante la tercera etapa (estadio terciario), la sífilis no es contagiosa. Los síntomas oscilan entre leves y devastadores. Pueden aparecer tres tipos principales de síntomas: sífilis terciaria benigna, sífilis cardiovascular y neurosífilis.
La sífilis terciaria benigna es muy rara en la actualidad. En varios órganos aparecen bultos llamados gomas, que crecen lentamente, se curan de forma gradual y dejan cicatrices. Estas lesiones pueden aparecer en casi todo el cuerpo, pero son más frecuentes en la pierna justo debajo de la rodilla, la parte superior del tronco y el cuero cabelludo. Los huesos pueden resultar afectados, provocando un dolor profundo y penetrante que suele empeorar durante la noche.
La sífilis cardiovascular suele aparecer de 10 a 25 años después de la infección inicial. El enfermo puede desarrollar un aneurisma (debilitamiento y dilatación) de la aorta (la principal arteria que sale del corazón) o insuficiencia de la válvula aórtica. Estos trastornos pueden producir dolor de pecho, insuficiencia cardíaca o la muerte.
La neurosífilis (sífilis del sistema nervioso) afecta a alrededor del 5 por ciento de todos los sifilíticos no tratados. Las tres clases principales son neurosífilis meningovascular, neurosífilis parética y neurosífilis tabética.
Diagnóstico
El médico sospecha que una persona tiene sífilis a partir de sus síntomas. El diagnóstico definitivo se basa en los resultados de las pruebas de laboratorio y la exploración física.
Se utilizan dos tipos de análisis de sangre. El primero es un análisis de control, como la llamada VDRL (laboratorio de investigación de enfermedades venéreas) o el RPR (reargina rápida del plasma). Dichos análisis son fáciles de hacer y no resultan costosos. En ciertos casos dan resultados falsos positivos, pero tienen la ventaja de negativizarse cuando se repiten después de un tratamiento correcto. Es posible que el médico necesite repetir este tipo de pruebas porque los resultados pueden ser negativos en las primeras semanas de sífilis primaria. El segundo tipo de análisis de sangre, que es más exacto, detecta anticuerpos contra la bacteria que produce sífilis; sin embargo, una vez que se obtiene un resultado positivo, los subsiguientes siempre serán positivos, incluso después de un tratamiento exitoso. Una de estas pruebas, llamada FTA-ABS, se utiliza para confirmar que el resultado positivo de un análisis de control realmente esté causado por la sífilis.
En los estadios primario o secundario, es posible diagnosticar la enfermedad tomando una muestra de líquido de una llaga de la piel o la boca e identificando las bacterias al microscopio. También se puede utilizar el análisis de anticuerpos realizado sobre una muestra de sangre. Para la neurosífilis se efectúa una punción lumbar para realizar un análisis de anticuerpos. En el estadio latente, la sífilis se diagnostica sólo mediante pruebas de anticuerpos realizadas con muestras de sangre y líquido espinal. En el estadio terciario, se diagnostica a partir de los síntomas y el resultado de un análisis de anticuerpos.
Tratamiento y pronóstico
Debido a que las personas con sífilis en los estadios primario o secundario transmiten la infección, deben evitar el contacto sexual hasta que ellas y sus parejas sexuales hayan completado el tratamiento. En el caso de sífilis en estadio primario, todas las personas con las que hayan mantenido relaciones sexuales en los 3 meses anteriores corren peligro. Con sífilis en estadio secundario, todas las parejas sexuales del último año pueden haberse contagiado. Estas personas necesitan ser controladas con un análisis de anticuerpos y, si el resultado es positivo, deben recibir tratamiento.
La penicilina, que en general es el mejor antibiótico para todos los estadios de la sífilis, suele administrarse por vía intramuscular durante el estadio primario, aplicándose en cada nalga sólo una vez. En casos de sífilis en estadio secundario, se aplican dos inyecciones adicionales con intervalos de una semana. La penicilina también se utiliza en casos de sífilis latente y en estadio terciario, a pesar de que puede ser necesario un tratamiento intravenoso más intenso. Las personas alérgicas a la penicilina pueden recibir doxiciclina o tetraciclina oral durante 2 a 4 semanas.
Más de la mitad de las personas con sífilis en sus primeros estadios, especialmente en el estadio secundario, desarrolla una reacción (llamada reacción de Jarisch-Herxheimer) de 2 a 12 horas después del primer tratamiento. Se cree que ésta es el resultado de la muerte repentina de millones de bacterias. Los síntomas incluyen: sensación de malestar general, fiebre, dolor de cabeza, sudoración, escalofríos con temblores y un empeoramiento temporal de las llagas sifilíticas. En raras ocasiones, las personas con neurosífilis pueden tener convulsiones o sufrir parálisis.
Las personas con sífilis en estadios latente o terciario deben ser examinadas con intervalos regulares una vez finalizado el tratamiento. Los resultados de los análisis de anticuerpos suelen ser positivos durante muchos años, a veces durante toda la vida. Éstos no indican que exista una nueva infección. También se realizan otras pruebas para verificar que no existan nuevas infecciones.
Después del tratamiento, el pronóstico para los estadios primario, secundario y latente de la sífilis es excelente. Pero el pronóstico es malo en los casos de sífilis terciaria que afecte al cerebro o al corazón, ya que las lesiones existentes por lo general son irreversibles.

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